La economía colaborativa, también llamada de intercambio a la actividad económica, es un nuevo modelo de economía que ha surgido en los últimos años y que busca crear un nuevo modelo de consumo, basado en objetivos más equitativos para con todos los ciudadanos y con el planeta.
Este tipo de economía ha surgido en los últimos años, debido al auge de internet y de las denominadas nuevas tecnologías. Todos los procesos que se han generado en torno a este nuevo modelo lo han podido hacer gracias al big data y a la transformación digital. Lo más común, es una página web o una aplicación móvil, que permite poner en contacto a usuarios, limitando así el contacto y la intermediación de empresas y consiguiendo así unos beneficios en el propio consumo tanto de compradores como de vendedores.
Estamos seguros de que si piensas en economía colaborativa, te vengan a la cabeza plataformas tan conocidas hoy en día como Airbnb, Blablacar, Wallapop… todas ellas son compañías basadas en un modelo de economía colaborativa cuyo beneficio procede directamente y en los tres casos, de poner en contacto a consumidores interesados en un servicio que pueden ofrecer. Por ejemplo, si estudiamos el caso de Airbnb, la plataforma conecta directamente a propietarios de viviendas interesados en alquilar su propiedad para temporadas concretas con usuarios que están buscando un alojamiento. Lo mismo ocurre con Wallapop. que une vendedores de productos con consumidores que quieren comprar dicho producto. Y, mismo tipo de beneficio con Blablacar, solo que lo que en este caso conecta viajeros con personas que van a hacer el mismo recorrido y tienen espacio en su coche.
Hay diversos tipos que economía colaborativa en función de sus características, de los recursos que utiliza y los objetivos que persigue. Sin embargo, existe también otro tipo de modelo de economía colaborativa que hace uso del big data y que se utiliza directamente para recoger la información sobre impagos (deudas líquidas, vencidas y exigibles), ayudando así en la toma de decisiones tanto de abogados y procuradores, como de clientes. Estamos hablando del RIJ y de su utilidad como fichero que permite dotar de mayor transparencia y seguridad en el tráfico jurídico y mercantil.
Según los datos en el año 2025 la economía colaborativa generará más de 300.000 millones de euros anuales. A día de hoy, hay más de 450 empresas españolas que tienen como base de su negocio la economía colaborativa y a nivel mundial está facturando aproximadamente más de 2.500 millones de euros.
Son muchos los beneficios que trae para el usuario la economía colaborativa, entre estos beneficios podemos destacar:
- Mayor oferta y ahorro de costes.
- Redistribución de los productos.
- Beneficio medioambiental.
- Mayor redistribución de la riqueza.
Tipos de economía colaborativa
Existen tres tipos de empresas de economía colaborativa en función de las características principales y del modelo de negocio en el que se sostengan.
Sistemas producto-servicio
Son el tipo de empresa que pertenece a la economía colaborativa que más se conocen hoy en día, por dedicarse a poner en contacto a compradores con vendedores, en términos amplios. Como hemos visto previamente, empresas con Airbnb o plataformas como BlaBlaCar, encajaría perfectamente en este tipo de empresa con un sistema producto-servicio. Son plataformas cuyo proceso se basa en poner en contacto a vendedores con compradores (en el caso de Airbnb, hablamos de alquileres y en el caso de Wallapop, de productos de segunda mano).
Los beneficios de estas plataformas pueden venir de diferentes formas. En el caso de Airbnb cobra una denominada tasa de servicio cuando se produce un acuerdo entre los consumidores. Lo mismo sucede con BlaBlaCar.
Mercados de redistribución
Este tipo de plataformas busca poner en alza una de las principales características de los modelos de economía colaborativa: darle más vida a los productos y aumentar así, su vida útil. De esta manera se consiguen múltiples beneficios, el más destacado, ayudar al medio ambiente.
En este tipo de empresas encontramos a Wallapop, que como ya sabemos pone en contacto a vendedores con compradores. En el caso de Wallapop, sus ingresos proceden, tanto por la publicidad como por la posibilidad de destacar los productos a cambio de más visibilidad.
Estilos de vida colaborativos
Estas plataformas buscan también poner en auge otro de los principales beneficios de la economía colaborativa: el consumo local y entre comunidades. Son normalmente apps que buscan la colaboración ciudadana y a la actividad local y de barrio mientras se aboga por un estilo de vida más cercano. Como ejemplo podemos hablar de iniciativas como La Colmena Dice que si, una plataforma que une a productores locales con consumidores interesados en sus productos y servicios. Se producen pequeños encuentros mensuales en locales determinados que están unidos a la iniciativa y se adquieren productos de consumidores locales que anuncian previamente su participación en la iniciativa.
El RIJ como modelo de economía colaborativa
Como hemos comentado previamente, plataformas como el Registro de Impagados Judiciales, se recogen también dentro del modelo de economía colaborativa, empleando el big data para conocer así a deudores y permitiendo conocerlos antes de realizar cualquier tipo de transacción o decisión que implique una actuación en el mercado.
Además, una de las características de este modelo, que también está presente en el RIJ, es la vía telemática. La mayor parte de los modelos de economía colaborativa eliminan la necesidad de hacer transacciones de forma presencial de la ecuación, por lo que se convierte en una forma mucho más accesible y fácil de acceder, tanto a productos y servicios, como a la información.
El RIJ tiene como principal cometido ofrecer una solución ágil y eficaz a los problemas de impagos de los abogados y de sus clientes, dando respuestas a las demandas de una sociedad que es ya digital y que, por tanto, requiere inmediatez, transparencia y seguridad a la hora de atenderlas”.
De esta forma, el RIJ ayuda a:
- Ofrecer innovación tecnológica ayudando a los abogados a optimizar el proceso de las gestiones de cobro.
- Agilizar las ejecuciones de sentencia.
- Dar visibilidad a la deuda gestionada en los despachos y que hasta ahora no estaba registrada en ningún otro fichero.
- Difundir la información de los impagos, a través de D&B, al sistema financiero y empresarial del país.
Gracias al crecimiento que está experimentando el Big Data y a las necesidad de transformación digital, que ya se veía necesario para las empresas desde hace años, pero que se ha hecho más evidente con la crisis provocada por el Coronavirus, las empresas seguirán apostando por este tipo de modelos, más acordes con una sociedad más sostenible en el tiempo.